De haber escrito este post hace 3 días seguramente sería demasiado extenso, demasiado hasta para mi, así que decidí tomarme un poco más de tiempo y hacer de este post uno de común longitud. Aun que creo que no me doy a entender o me mal interpretan el fondo del por qué estas palabras.
Solamente 3 personas saben el por qué de mis palabras, sin embargo no entienden el significado real y que es eso tan extenso que habría escrito si hubiera abierto mi blog hace un par de días. ¿Está Sheila enamorada? ¿Cree Sheila estar enamorada? ¿Estará Sheila loca? Serán las interrogantes que al menos dos deben estarse haciendo. No, no estoy enamorada, no creo estarlo y loca estuviera de pensar de amor en algo tan simple como lo es la
coincidencia.
Voy a decir que esta historia en particular no tiene nada de especial ni extraordinario; no hay en ella un prologo, no hay en ella un contenido y sin estos dos nos alejamos mucho de llegar a un epílogo. Pero es esa
coincidencia lo que hace que fije mi atención en ella.
No me sorprendió el hecho de escuchar lo que mis oídos solamente debieron oír, fui grosera y entrometida lo sé, pero puse atención a cada una de las palabras que se pronunciaron simplemente por un nombre.
Dos cosas me dejaron sorprendida ese día: primero lo bien que podemos llegar a conocer a las personas solo con observarlas y segundo, lo habitual que la
coincidencia de ti se hace en mi.
Después de todo si tenías algo especial, después de todo si eras interesante y después de todo si tenías una falla. Mil veces pensé que seguramente
de ti no era lo que se veía, si no lo que se observaba, veía a un hombre confiado de lo que sabe tiene y se te veía bastante cómodo con esa confianza. Pero observaba en ti un aire de inseguridad y por qué no, tal vez de vez en cuando (sobre todo después de un año de dejar de verte) un espíritu de inferioridad contra el cual debías pelear. Sin embargo no quería aceptar lo que observaba y meditaba, me gustaba más esa imagen que yo veía. Honestamente el que te llamarán “poco retraído” le dio la razón a mis más profundos e intensos análisis de tu persona, esos análisis que muchas veces me quitaron el sueño o que de vez en vez me dieron un escape de la realidad. Ya ves, yo siempre pensando (bueno no ves, por qué no leerás esto).
Alguna vez escuche en un anime comercial la frase “no existen las
coincidencias, solamente lo
inevitable”. Es lo
inevitable lo que llamamos destino. Es por esto que te has ganado el titulo que te di sin que estés enterado. No sé por qué, se ha vuelto
inevitable saber de ti. Y ahora, ¿dónde pongo lo hallado?. Ya sé que es de ti, sin investigar sin meditar sin pensar. Se qué es de ti y ¿qué hago con eso?...
…Pero ahora si, ¿por qué no quería escribir? O más bien, ¿por qué me extendería tanto? Es simple: la
coincidencia esa que es
inevitable, me recordó que necesito propósitos en mi vida, por que yo no funciono bien sin uno. Alguna vez fuiste parte de algún propósito para mi, uno de los más bellos propósitos que el ser humano se puede trazar en su vida: el de amar. No lo cumplí, y para mi fortuna, no me arrepiento de ello pues pude cumplir otros. Y esa
inevitable coincidencia me hace pensar que tal vez se pudiera cumplir en otra etapa de mi vida, pero no guardo esperanzas en ello.
Me resulta más fácil entender el por qué no cumplí con este propósito en particular ahora que sé que observaba bien y veía mal. Algunas veces pensé que era mi mecanismo de defensa el que se activaba cuando lo analizaba pausadamente y llegaba a la conclusión de que él tenía sus propios temores. Ahora me doy cuenta que no era yo intentando defenderme, en realidad tenías vulnerabilidades que te hacían más ser humano de lo que yo quería ver y mas comprensible. Esto lo crean o no queridos lectores (si, aun me dirijo a ustedes a pesar de que en veces hago como que le escribo a él) me ha dado tranquilidad. Ni me equivoqué, ni se equivocó, ni nos equivocamos: fue
inevitable.
Por un lado tranquila, por el otro inquieta pero Gracias!... Gracias a las
coincidencias que no existen, Gracias a lo
inevitable que llamamos destino y Gracias a que me puse a escuchar en vez de oír, Gracias por que así descubrí algo de el que dude tenía: la falta de conformismo. Entre lo que veía y lo que observaba no podía averiguar si era conformista o no, me alegró descubrir que no lo es. Y es eso, a modo personal, es lo que me tiene inquieta y agradezco por esto también…
Más de si solamente existe lo
inevitable y no las
coincidencias entonces inevitablemente coincidiremos, en este blog en algún post a futuro.
La chica que es, pero no es, aun que ya fue escucha: Temblando de Hombres G
