Toda mi vida la he vivido creándome expectativas que a la larga me desilusionaran. No es que viviera en un cuento de hadas pero al menos eso esperaba yo. Fue estando en el Kinder cuando aprendí que en la vida se gana fácilmente, en una sana competencia escolar yo quería ser quien se ganara ese “super premio especial” (un platillo volador) y no ser aquella que solo se llevaba el frutsi de “Gracias por su participación”. Y lo logré ese platillo volador fue mío, después presentamos un baile “lambada” y fue mi grupo el que ganó, mandándonos así a la competencia “estatal” en el teatro de la ciudad y también lo ganamos (salimos en la tv. y toda la cosa) entonces volví a ver que en la vida se gana fácilmente, lamentablemente me salte la etapa de “se gana fácilmente así como se pierde” y es aquí donde entra la “verdadera Sheila”.

En la primaria, aun con sueños de princesa de Disney y altivez de la bruja del cuento, recibí mi primera lección de “se gana fácilmente pero no siempre se gana” y en segundo me toco estar en el grupo “B”, ese del que yo me burlaba por que era “B de Burro”. Fue así que empecé a “decepcionarme”, el sistema seguramente se había equivocado, es decir Yo?? en “Segundo B”, por Dios!!!. Debían estar ciegos para no darse cuenta de mi capacidad. Así que con una maestra “balín” y con mi primera decepción de mi participación en el mundo, opte por darle la razón al sistema: era yo parte de la “B de Burro”… fue en ese mismo año que me di cuenta que a mi perder no me gusta nada nadita, así que comencé a estudiar para el prox. Año estar en “Tercero A”.

Ya en “Tercero A” y “demostrada mi capacidad” frente al “malévolo sistema” se escuchaban los rumores de que llegar a “Cuarto A” sería más fácil que sobrevivirlo: la super exigente profesora Martha daba clases ahí; la que no te dejaba salir al receso a tiempo. Fue aquí la primera vez que quise huir de algo, pero yo me lo había buscado tendría el “honor” de formar parte de su grupo y con ganas de enfermarme todo el año de una fuerte diarrea ¬¬ empecé mi cuarto grado. Para mi sorpresa la profesora Martha me resulto bastante agradable, esa vieja bruja a la que todos temían a mi me gustaba por que me hacía aprender… la odiaba al desvelarme para hacer tareas, si, pero me resultaba más sencillo entender las cosas y no sabía por que.

Ese mismo año se lanza la convocatoria: “Si tienes promedio de X y ganas de aprender el idioma Inglés ven tal día tal hora a tal lugar”. ¿Se imaginan mi sorpresa? En mi mundo solo se hablaba un idioma, no sabía bien cual era el “idioma inglés” pero yo quería hablar diferente y fui con mi mamá a decirle “Mamá ve a inscribirme voy a aprender inglés”. Esa fue la primera decisión que tome respecto a mi vida. Como lo dije, yo no sabía que era eso del inglés y el primer día de clases que llega la “teacher” (por que todos sabían que era una teacher menos yo????) y saluda “Good afternoon class” y todos que le contestan con esas mismas 3 palabritas (todos excepto yo) y eso me dejo con cara de ¿¿¿o.O’’??? Es decir odio perder, era el primer día de clase y yo ya estaba perdiendo al respecto de mis compañeros, osea ¿Cómo paso esto? No tarde mucho en ser una de las mejores de la clase, y fue que me di cuenta no solo no me gusta perder: a mi me gusta sobresalir.

Entonces entre el inglés y mis clases se me vino uno de los primeros obstáculos que tendría y otra “lección de vida”: todo tiene un precio. Estando en clase con la profesora Martha era constante eso de los dictados, dictaba muchas cosas muy rápido. Yo me había acostumbrado a eso sin embargo en el inglés había palabras más cortas que en español, eso me llevo a escribir dictados llenos de frases “bilingües” era horrible ver mis dictados llenos de marquitas rojas donde había palabras “mal escritas”. Y la profesora Martha que me dice “Deja de escribir en inglés”, entonces aparte de mi tarea de la escuela, la del inglés y las clases mismas tenía que transcribir casi todos los dictados para que estuvieran bien. Eso claro, hasta que aprendí a separar un idioma del otro. Entonces descubrí que no solo no me gusta perder y me gusta sobresalir: también detesto ser foco rojo en algo.

Entonces llego a sexto grado, y me doy cuenta que el destino se debe cumplir (fue por destino que llegue a las olimpiadas del conocimiento cuando hice todo lo posible por no asistir) me doy cuenta también que muchas acciones se mal interpretan (no me creyeron que en verdad no estudie por que logré pasar a esa mentada olimpiada del conocimiento) y me entero que la amistad en sí como termino de fantasía no existe (mi “mejor amiga” se molesto mucho conmigo por que ella no logró ir a la olimpiada del conocimiento, según por que tampoco quería ir, aun que me consta que estudio como loca para llegar ahí.) Me hice uña y mugre del grupito de nerds de la olimpiada del conocimiento (bueno solo de los niños, ya he dicho que las mujeres y yo nada más no) quienes se convirtieron en lo único que quería hablarme por esas fechas jejeje. Y es que se imaginan? Yo era toda maldad (según los demás) le hice cosas horribles a mi “mejor amiga”, además Christian había cortado con Diana Selene (la amiga de todos) por mi culpa (no se como según paso esto, si yo al niño lo odiaba) y cuando ella quiso intentar reponer su “corazón roto” con Daniel (niño nerd de la olimpiada) yo me interpuse (aquí tampoco se como, pero ya lo he dicho solo el y Jonhatan me hablaban jajaja.)…

Así pase de ser niña normal a niña maquiavélica (según los demás). En mi opinión, jamás debieron demostrarme que eso se podía hacer. Entonces entre tantas cosas llega el fin de año y como cada año de graduación se presentaba una obra allá va Sheila a buscar el protagónico, no lo conseguí por que se lo dieron a Diana Selene (esto ya es personal….) pero entendí que no por que fuera mejor que yo, si no, por que era el doble de alta jeje, y ella interpretaría a una mujer no a una niña, entonces dije “yo quiero ser la niña tal vez ese si me lo gane” pero el sistema me falló otra vez: escogieron a la hija de una profesora.

Y otra vez me desilusioné y ya no aspire a nada. Aun que del resto de los papeles para mujeres me dieron el mejorcito (con más líneas para decir) yo estaba asqueada con el sistema. Iba a los ensayos con ganas de que me sacaran de ahí, y en cada descanso me la pasaba alborotando gente jeje, platicando con “tata” (uno de los nuevos) y los demás y jugueteando. Pero “tata” era muy amigo de Christian, así que “esa lacra güera” se nos juntaba. Y que me doy cuenta de otra lección de vida: las apariencias engañan. Ni esa lacra es tan lacra, y ni yo era tan inmune al sexo opuesto.

Entonces ahora si iba la mía, el sistema me fallo a mi pero encontré yo una falla en ese sistema aplastante: me dio otras oportunidades que podría perderme de no ser por el. Y me dispuse a disfrutar mi último año de primaria y de Christian (aun que lo mejor vendria después jeje) y mis nuevos amigos lo que quedaba de año. Mientras los demás se cansaban en ensayos que simplemente no les salían bien.

En la secundaria y lo que siguió mis experiencias fueron similares, con la diferencia de que yo ya tenía varias nuevas lecciones de vida y me conocía un poco mejor. Fui aprendiendo más, el sistema siguió aplastando, yo conseguía lo que quería: si era cosa del destino claro….etc. etc. etc.

Sin embargo, sigo creándome expectativas. Aun que desde pequeña conozco una de las mejores lecciones de vida (el sistema te aplasta pero tu haces lo que quieras con ese sistema, mientras quieras) aun me es difícil entender ese sistema, me decepciona cada vez que aparece no importa en la forma que venga (como amigo, como un tutor, como una empresa, etc), siempre me da por darle de su lado recién llega y después recuerdo lo que soy y a mi manera “peleo contra el”… pero la desilusión nadie me la quita en su momento. Es de cobardes pensar si ¿Será más sencillo no crearse expectativas? O esta bien vivir así "expuesta". Eso hace la vida, ¿verdad?

Más mientras más me cansa el sistema, más me sorprendo de mi misma... en este blog en algún post a futuro.

Que esten bien.

La chica que es, pero no es, aun que ya fue escucha: Tears and Rain de James Blunt